lunes, 23 de febrero de 2009

Artículo Sugerido

Compartimos el siguiente artículo sugerido por Ignacio Finkel através de nuestra sección de Contactos en pos de generar debate acerca de temas importantes en la Argentina hacia el Bicentenario.

Nuestra realidad energética de cara al bicentenario

Fuente: Juan Recce, "Brasil: un proyecto sugestivo de vida en común", Diario Clarín, Suplemento todo energías, 26 de Junio de 2008
En los umbrales del bicentenario nos emergen saludables nostalgias de aquello que podríamos haber sido y no fuimos. Hasta hace sólo un par de años resonaba el eco de "aquel apogeo" del primer centenario, en el que la Argentina, quinta economía del mundo, se encontraba en igualdad de oportunidades, en términos de know how y acumulación de capital, con Canadá y Australia, por lo que bien podríamos haber sido una Canadá o una Australia.

Hasta la Segunda Guerra Mundial La Argentina tenía un PBI varias veces superior al de Brasil, una gran performance energética y un prometedor destino agroindustrial que nos situaba como primer economía Sudamericana. Hoy Brasil representa otra nostálgica visión de aquello que podríamos haber sido y no fuimos.

Tanto Canadá, como Australia o Brasil deben su condición de economías de vanguardia a la utilización intensiva de sus recursos naturales como factor de desarrollo. Todos ellos han sabido canalizar inteligentemente sus potencialidades, asociando lo público y lo privado para la construcción de un proyecto nacional de desarrollo.

"Cosecharás tu siembra", dice la sabiduría popular. La "astucia planificadora" atrae a la "bonanza sinérgica", es decir, el conjunto de aciertos estratégicos del pasado generan condiciones positivas en el presente y propician nuevas y mejores proyecciones estratégicas de cara al futuro. Brasil, que cosecha su siembra, se ha convertido hoy en la visión nostálgica más cercana de aquello que podríamos haber sido y no fuimos.

Luego de haber alcanzado el codiciado investment grade y detentando un prometedor decimonoveno puesto de receptor de IED (inversión extranjera directa) y vigésimo segundo de inversor a nivel global, Brasil aspira a convertirse, tras el descubrimiento de los megayacimientos hidrocarburíferos "Tupi" y "Júpiter", en una potencia energética global en los próximos 15 años.
¿Cuál es la metodología de siembra que le permite cosechar con tanto éxito? Aquellas que podemos dar en llamar las cinco "p" del éxito brasileño pueden indicarnos el sendero para nuestro resurgimiento estratégico nacional, si es que, en algún momento, nos decidiésemos a encararlo con seriedad:

1- La primer "p" proviene de su singular modelo de public & prívate partnership, consistente en una exitosa asociación entre sus sectores públicos y privados, que genera positivas interrelaciones coordinadas entre los segmentos políticos y empresariales. En tales interrelaciones, el estado desempeña el rol de un armonizador de esfuerzos, canalizando adecuadamente las energías dispersas y capitalizando oportunidades. Petrobras es, en este sentido, un ejemplo de vanguardia.

2- La segunda "p", fuertemente vinculada con la primera, viene de sus programas integrais, tales como el Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC), por medio del cual, por ejemplo, el BNDES (Banco Nacional de Desarrollo) ha destinado en 2007 u$s 2 mil millones en créditos para el sostenimiento de la matriz energética.

3- La tercera "p" proviene de planejamento de longo prazo (planeamiento de largo plazo). Brasil es uno de los pocos países del mundo que cuenta con un ministerio extraordinario totalmente avocado a tal objeto. Este ministerio ha impulsado, por ejemplo, un plan de expansión de la matriz energética que contempla un desembolso total de u$s 133 mil millones entre 2007 y 2013.

4- La cuarta "p" hace referencia a la siembra por antonomasia: pesquisa (investigación), sin lugar a duda, la mayor fortaleza de Brasil de cara al futuro. No casualmente, el prestigioso Centro de Investigaciones de Petrobras (CENPES) asigna importantes fondos público-privados para el estímulo de sus 1500 investigadores avocados de manera estable a la investigación e innovación productiva.

5- Finalmente, la última "p", la menos cuantificable de todas pero la más apreciada en estas volátiles tierras sudamericanas, se refiere a la previsibilidad política.

Aunque muy probablemente el barón de Rio Branco, quien marcara a fuego la impronta geopolítica e imperial de Brasil, no haya siquiera sabido de la existencia de Herman Melville, hubiese asentido con él en que "our actions run as causes, and they come back to us as effects".

Al igual que las generaciones del ′37 y del ′80, la generación del 2010 está aún a tiempo de recoger las semillas de oportunidades dispersas, no ya pensando en el corto plazo -como solemos hacerlo-, sino en el 2025, en el 2050 y mucho mas allá.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ojalá estas cuestiones entren en la agenda política del 2009 no solo con visión a largo plazo sino con el cmpromiso de la palabra empeñada en la campaña.

Anónimo dijo...

Nosotros como pueblo debemos pensar a largo plazo

Anónimo dijo...

Si deberíamos pensar cuales son los temas importantes de cara al futuro